Tratamiento del trastorno de la personalidad múltiple
Fases del tratamiento
En primer lugar, lo más
importante es la creación de la relación terapéutica, que debe posibilitar al
afectado involucrarse en el tratamiento. Además, la estabilización del afectado
representa el primer objetivo importante. Para ello, el terapeuta y el afectado
trabajan juntos cómo se puede enfrentar mejor el día a día. Las circunstancias
externas adicionales que supongan una carga (por ejemplo, estructura cotidiana
insuficiente, alojamiento desfavorable) deben cambiarse si existe la
posibilidad.
En el segundo paso del
tratamiento del trastorno de identidad disociativo es muy importante el fomento
de la comunicación y colaboración entre las diferentes identidades parciales.
Se trata de conocer las diferentes personalidades parciales (denominadas
alters, tomar en serio a cada una de ellas, aclarar las relaciones entre ellas
y fomentar el apoyo mutuo (por ejemplo, en el trato con las imágenes de
recuerdos).
En la fase siguiente
debería tener lugar una cuidadosa revisión del trauma. Esto requiere un proceso
especialmente cuidadoso, ya que el afectado debe recibir apoyo para enfrentarse
a los duros recuerdos sin disociarse. El objetivo consiste en aceptar lo vivido
como parte del pasado sin que los viejos desencadenantes vuelvan siempre a
provocar las estresantes imágenes de los recuerdos. Una técnica eficaz para la
revisión del trauma es la desensibilización y reprocesamiento por movimientos
oculares (Eye Movement Desensitization Reprocessing,EMDR): el terapeuta enseña
a los afectados a narrar el acontecimiento traumático mientras efectúan rápidos
movimientos oculares.
Esta combinación de
movimientos oculares y confrontación con el trauma facilita el tratamiento de
lo vivido. El movimiento ocular ejerce una estimulación en el cerebro mediante
la que se pueden soltar los bloqueos.
El objetivo de la última
fase del tratamiento del trastorno de identidad disociativo es la integración y
fusión de las identidades parciales. Los afectados deben poder y aprender a
vivir como una única persona y aceptar el pasado como parte de su vida. Para
ello, se ha de tener en cuenta si los afectados aspiran a esta integración como
objetivo del tratamiento. Dado el caso, se ha de respetar su elección de
mantener la variedad de identidades.
El tratamiento empleado
en un trastorno de identidad disociativo (trastorno de personalidad múltiple)
se realiza en diferentes fases. Cada fase del tratamiento tiene una duración
individual diferente y, según las circunstancias, se puede realizar en repetidas
ocasiones:
En personas con trastorno
de identidad disociativo que fueron víctimas de abusos rituales, en el
tratamiento se han de considerar también las técnicas de control P de la
memoria. Estas se emplean, por ejemplo, en cultos para programar la disociación
de las víctimas. El objetivo de la des programación es eliminar este patrón de
control. En el tratamiento empleado para el trastorno de identidad disociativo,
las posibilidades y necesidades individuales de cada afectado deberían estar
siempre en primer término. Así, para lograr la mayor estabilización posible
puede ser útil, por ejemplo, renunciar a la revisión de las vivencias
traumáticas cuando estas representan una exigencia continua y excesiva para el
afectado.
Muchas veces las personas con estos tipos de trastornos se pueden sentir de diferentes formas como esta imagen lo muestra.
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