lunes, 16 de junio de 2014

Tratamiento del trastorno de la personalidad múltiple





Fases del tratamiento

En primer lugar, lo más importante es la creación de la relación terapéutica, que debe posibilitar al afectado involucrarse en el tratamiento. Además, la estabilización del afectado representa el primer objetivo importante. Para ello, el terapeuta y el afectado trabajan juntos cómo se puede enfrentar mejor el día a día. Las circunstancias externas adicionales que supongan una carga (por ejemplo, estructura cotidiana insuficiente, alojamiento desfavorable) deben cambiarse si existe la posibilidad.
En el segundo paso del tratamiento del trastorno de identidad disociativo es muy importante el fomento de la comunicación y colaboración entre las diferentes identidades parciales. Se trata de conocer las diferentes personalidades parciales (denominadas alters, tomar en serio a cada una de ellas, aclarar las relaciones entre ellas y fomentar el apoyo mutuo (por ejemplo, en el trato con las imágenes de recuerdos).
En la fase siguiente debería tener lugar una cuidadosa revisión del trauma. Esto requiere un proceso especialmente cuidadoso, ya que el afectado debe recibir apoyo para enfrentarse a los duros recuerdos sin disociarse. El objetivo consiste en aceptar lo vivido como parte del pasado sin que los viejos desencadenantes vuelvan siempre a provocar las estresantes imágenes de los recuerdos. Una técnica eficaz para la revisión del trauma es la desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (Eye Movement Desensitization Reprocessing,EMDR): el terapeuta enseña a los afectados a narrar el acontecimiento traumático mientras efectúan rápidos movimientos oculares.
Esta combinación de movimientos oculares y confrontación con el trauma facilita el tratamiento de lo vivido. El movimiento ocular ejerce una estimulación en el cerebro mediante la que se pueden soltar los bloqueos.
El objetivo de la última fase del tratamiento del trastorno de identidad disociativo es la integración y fusión de las identidades parciales. Los afectados deben poder y aprender a vivir como una única persona y aceptar el pasado como parte de su vida. Para ello, se ha de tener en cuenta si los afectados aspiran a esta integración como objetivo del tratamiento. Dado el caso, se ha de respetar su elección de mantener la variedad de identidades.
El tratamiento empleado en un trastorno de identidad disociativo (trastorno de personalidad múltiple) se realiza en diferentes fases. Cada fase del tratamiento tiene una duración individual diferente y, según las circunstancias, se puede realizar en repetidas ocasiones:
 En personas con trastorno de identidad disociativo que fueron víctimas de abusos rituales, en el tratamiento se han de considerar también las técnicas de control P de la memoria. Estas se emplean, por ejemplo, en cultos para programar la disociación de las víctimas. El objetivo de la des programación es eliminar este patrón de control. En el tratamiento empleado para el trastorno de identidad disociativo, las posibilidades y necesidades individuales de cada afectado deberían estar siempre en primer término. Así, para lograr la mayor estabilización posible puede ser útil, por ejemplo, renunciar a la revisión de las vivencias traumáticas cuando estas representan una exigencia continua y excesiva para el afectado.
Muchas veces las personas con estos tipos de trastornos se pueden sentir de diferentes  formas  como esta imagen  lo muestra. 




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